lunes, 13 de diciembre de 2010

21 Gramos



Ni aún sumando los cuerpos,
juntando la piel,
y restando algún gramo,
tal como sesenta y tres,
seríamos tres cuerpos sin alma,
tres masas inmorales,
con el relativo poder
del peso de la carne,
con el peso específico
del alma errante,
que emerge,
deliberadamente,
adoptando forma corpórea,
desde el rincón donde los seres se mienten,
hasta la cama donde los incautos se aman.

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