En esta escena, Morgan Freeman dice:
"No tengo ni la más remota idea
de qué coño cantaban aquellas dos italianas,
y lo cierto es que no quiero saberlo,
las cosas buenas no hace falta entenderlas.
Supongo que cantaban sobre algo tan hermoso,
que no podía expresarse con palabras,
y que precisamente por eso,
te hacía palpitar el corazón.
Os aseguro que esas voces te elevaban más alto y más lejos
de lo que nadie viviendo en un lugar tan gris pudiera soñar.
Fue como si un hermoso pájaro
hubiese entrado en nuestra monótona jaula,
y hubiese disuelto aquellos MUROS,
y por unos breves instantes,
hasta el último hombre de Shawshank
se sintió LIBRE."
Cadena Perpetua - escena del tocadiscos
Las bodas de Figaro Dueto Sull aria - Canción del aire
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